Nuestra revista

Nº58

EDITORIAL

Nuevo curso

Es inevitable encontrar cada mes de septiembre noticias y reflexiones a propósito del comienzo del nuevo curso, una vez concluye el periodo estival. Generalmente, se asocian al desarrollo de la actividad profesional durante el periodo de un año, lo que, atendiendo a la definición de la RAE, es perfectamente correcto. Con la vuelta a la actividad laboral, se retoman viejas ideas y propósitos que, en ocasiones, se repiten, año tras año, sin terminar de cumplirse.  No es esta, empero, la acepción del término “curso” en la que queremos centrarnos. Así, el inicio de un nuevo curso puede suponer...

Es inevitable encontrar cada mes de septiembre noticias y reflexiones a propósito del comienzo del nuevo curso, una vez concluye el periodo estival. Generalmente, se asocian al desarrollo de la actividad profesional durante el periodo de un año, lo que, atendiendo a la definición de la RAE, es perfectamente correcto. Con la vuelta a la actividad laboral, se retoman viejas ideas y propósitos que, en ocasiones, se repiten, año tras año, sin terminar de cumplirse.

 No es esta, empero, la acepción del término “curso” en la que queremos centrarnos. Así, el inicio de un nuevo curso puede suponer el “paso, evolución de algo”. En nuestro caso, como hemos comentado en anteriores editoriales de nuestra revista, el nuevo curso debe ir más allá del mero transcurso del lapso temporal comprendido entre los meses de septiembre a julio.

 Son tiempos complejos. Desde hace meses vivimos con la incertidumbre de una guerra injusta que condiciona nuestra economía y nuestro día a día. Y, ante situaciones como las que estamos viviendo, es necesario, de una parte, reafirmar nuestro compromiso en defensa de la legalidad, y, de otra, redoblar nuestro esfuerzo y dedicación en la resolución de los problemas jurídicos que se plantean ante situaciones tan excepcionales como las que estamos atravesando en los últimos años.

 En este contexto, la tramitación de un nuevo Reglamento de la Abogacía General del Estado puede servir, de ser este aprobado en los próximos meses, como verdadera “palanca” que permita analizar nuestras fortalezas y debilidades, dotando a nuestra organización de los recursos materiales y económicos que resultan imprescindibles para llevar a cabo nuestra misión – proveer a la Administración de un asesoramiento jurídico y una defensa en juicio de calidad y excelencia. Sin los medios necesarios, resulta esta tarea ardua, si tenemos en cuenta el volumen y la dificultad de los asuntos consultivos y contenciosos que se despachan desde una organización como la nuestra. El establecimiento de una verdadera carrera profesional supondría, sin duda, un avance notable que permitiría dotar de recorrido a nuestra labor, puesta siempre a disposición del colectivo.

 Desde el punto de vista asociativo, también queremos dar un nuevo curso a nuestra actividad, recuperando no solamente nuestra vida asociativa previa a la pandemia, sino también haciendo hincapié en la defensa de los intereses corporativos que representamos. No parece que esté en cuestión la preparación y capacidad de los Abogados del Estado, siendo buena muestra de ello el elevado número de compañeros que pasan a la excedencia voluntaria o a situación de servicios especiales – es ilustrativo en este sentido el artículo que publicamos en este número a propósito de la relación de Abogados del Estado publicada en el BOE recientemente. Junto a este reconocimiento individual, se debería resaltar la actuación de los Abogados del Estado como compañeros que trabajan en equipo para la defensa de los intereses generales, por encima de las concretas, y legítimas, aspiraciones de cada cual. Como recordaba la mítica “The Band” en uno de sus temas más conocidos, es esencial que seamos capaces de llevar la “carga” entre todos, asumiéndola y compartiéndola. En un símil deportivo, son los equipos y no los jugadores individuales quienes consiguen los logros más preciados.

 Demos, en fin, nuevo curso a la Abogacía del Estado y a la Asociación, aportando cada uno nuestro pequeño grano de arena para que avancemos, sin tener que recordar el próximo año que pasó el curso sin que nada cambiara. Con ánimo e ilusión renovada, podremos lograrlo y os animamos a participar activamente en esta tarea.

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